El dato de inflación de 8,4% para abril fue superior al que todos esperaban y, con una escalada de precios en estos niveles, era esperable que el Banco Central (BCRA) subiera la tasa del plazo fijo tal como anunció este domingo, tras la reunión del equipo económico del sábado a la tarde. Según se informó, se trata de un ajuste de 600 puntos básicos, que la ubicará en el 97%. Y este lunes, el directorio del regulador monetario se reúne muy temprano a la mañana para aprobar esta medida de alza de tasas para las Letras de Liquidez (LELIQ) y pases, que se traslada a los plazos fijos.
A partir de esta decisión, los plazos fijos tradicionales a 30 días por hasta $30 millones pasarán a tener un rendimiento efectivo anual (TEA) del 154,3% y una tasa efectiva mensual se elevará del 7,5% al 8%, mientras que los pases a un día tendrán una TEA de 163% y las Leliq a 28 días, una del 154,9%.
Se trata de la cuarta suba de tasas que realiza el BCRA este año, aunque no lo hizo mensualmente como en 2022, sino que los últimos tres ajustes se dispusieron en el transcurso de menos de un mes, con diferencias de una o dos semanas entre sí. La anterior la hizo hace unos catorce días, cuando llevó el rendimiento nominal anual del plazo fijo al 91% a través de un ajuste de 1.000 puntos, el más alto realizado por esta gestión, con una TEA del 141% y un rendimiento mensual del 7,5%. Esa medida se tomó en un contexto de alta volatilidad cambiaria en los dólares paralelos y ante una inflación del 7,7% en marzo.
Es indudable que la fuerte nominalidad de la economía está forzando al Banco Central a subir las tasas cada vez más asiduamente y con más fuerza de lo que lo venía haciendo. La evolución inflacionaria le exige un esfuerzo cada vez mayor para tratar de mantenerlas positivas respecto de la inflación, pero, aun así, todas las veces que la elevó se quedó corto o empató ese índice. De hecho, el nuevo rendimiento del 8% queda por detrás del 8,4% del índice de precios de abril, aunque le gana al 7,7% de marzo.