La inflación de junio que mide el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) fue del 6%, por debajo de todos los pronósticos, ya que la expectativa en el mercado y en el Gobierno era que se ubicaría entre el 6,5% y el 7%. Eso encendió alertas en la City respecto de qué haría el Banco Central (BCRA) con la tasa del plazo fijo tradicional. La respuesta no se hizo esperar, ya que, ayer mismo se conoció la decisión del regulador financiero.
Otros meses, ante la sorpresa de índices más elevados de los esperados, el regulador financiero reaccionó inmediatamente con subas de los rendimientos. Es por eso por lo que una de las dudas que había en la City es si tomaba la misma decisión en sentido inverso ante la confirmación de la desaceleración de la tendencia inflacionaria.
Pero el directorio del BCRA decidió el pasado jueves mantener sin cambios la tasa de política monetaria, luego de que por segundo mes consecutivo la inflación mensual registrara una significativa desaceleración respecto del mes previo, en línea con las previsiones de la autoridad monetaria.
De este modo, el Central confirmó lo que anticipó Miguel Pesce, presidente del BCRA, cuando destacó que esperaba que los datos de inflación de junio vinieran con una sorpresa positiva y no descartó analizar una baja de tasas hacia adelante, aunque no, en el corto plazo.
“La desaceleración del IPC fue difundida al interior de sus categorías y divisiones. Así, la inflación núcleo se ubicó en 6,5%, el registro más bajo desde enero, reduciéndose en el mes 1,3 puntos porcentuales”, resaltó el regulador en el comunicado que difundió. Y destacó que, en la categoría Estacionales y en la división de Alimentos y Bebidas no alcohólicas (AyB) incidió principalmente la desaceleración de las verduras y frutas, reflejando que “fueron disipándose los efectos adversos de la sequía, que en los meses previos presionaron al alza”.
Tal como apunta el economista Pablo Ferrari, de la Universidad de Avellaneda, “el IPC de junio fue bastante más bajo que el de mayo, que se ubicó en el 7,8%, y, a su vez, ya se sabe que el de mayo fue menor que el de abril (que marcó 8,4%)”. Así, señala que, pensando estrictamente en los plazos fijos tradicionales, que actualmente tienen un rendimiento efectivo mensual del 8%, estaríamos otro mes más en presencia de una tasa de interés real positiva. Ese es uno de los objetivos buscados por la política económica en esta etapa, por un lado, porque es uno de los requisitos que fija el Fondo Monetario Internacional en el programa delineado para Argentina, pero, por otro, porque es “el” recurso que tiene el Gobierno para combatir la tendencia a la dolarización, típica de contextos electorales.