Las ventas minoristas del sector textil e indumentaria se desplomaron en enero de 2023 y profundizaron la tendencia decreciente que mostró el sector durante 2022, con una baja de 9,3% anual en diciembre. El proceso se explica por dos cuestiones: los aumentos de precio del 2022, que estuvieron ampliamente por encima del promedio de la inflación, y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
En febrero 2023, las ventas cayeron 11% anual, pero crecieron 3,9% mensual, a precios reales. En este bimestre del año llevan una baja de 12,7%. La buena noticia del mes fue que los precios se mantuvieron más estables, con pocos ajustes. La mala, es que la demanda no repunta. Para el consumidor promedio la ropa quedó cara en relación con su ingreso.
«Esto hace que el impacto ya se sienta en toda la cadena productiva. La incertidumbre respecto a la evolución del conflicto entre Ucrania y Rusia, así como sus efectos en los aumentos de combustibles, fletes y generación de inflación podrían afectar las exportaciones de productos textiles al hacerlas menos competitivas», asegura en el «Estudio del mercado argentino de indumentaria y confecciones” la consultora Claves Información Competitiva.
«Finalmente, la escasez de divisas tiende a impactar sobre la posibilidad de importar y sustituir productos, lo que genera más inflación y por ende un aumento en los precios del sector, así como un aumento de la informalidad de la actividad. Es por ello que las perspectivas dependerán de como el año electoral afecte las condiciones macroeconómicas actuales, así como quien sea el ganador», complementa el informe.